
El final de un viaje y el comienzo de otro
Ramadán pasó rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos, dejando tras de sí grandes lecciones y oportunidades de cambio. Fue un mes de adoración y piedad, marcado por el ayuno diurno y las oraciones nocturnas, y los diligentes esfuerzos de los creyentes en actos de obediencia, esperando la misericordia y el perdón de Dios. Sin embargo, el fin del Ramadán no significa el fin de la adoración; más bien, es el comienzo de una nueva etapa de continuar haciendo buenas obras, como dice Dios, Altísimo sea, dice: “y adora a tu Señor hasta que te llegue la certeza (la muerte).” (Traducción comentada del Corán15:99).
Señal de aceptación de las obras: Obediencia continua. La aceptación de las buenas obras es una de las mayores bendiciones que un musulmán debe pedir a su Señor. Dios ha establecido señales para la aceptación de las buenas obras, entre ellas: continuar con las buenas obras después del Ramadán, arrepentirse constantemente ante Dios y buscar constantemente el perdón de los pecados. Quienes han saboreado la dulzura de la obediencia en Ramadán, deben esforzarse por no perderla después. Deben dedicar su vida por completo a Dios y esforzarse por cumplir con los actos de obediencia que Dios les ha ayudado hacer durante Ramadán, como leer el Corán y mantener los lazos familiares. Deben integrar estos actos en su vida diaria, tal como enseñó el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él): si realizaba una acción, la seguiría haciendo.
Atiborrarse de buenas obras en todo momento: No hay una época específica para la obediencia; sus puertas están abiertas todo el año. Entre las Sunnas que el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) alentó hacer después de Ramadán se encuentran:
1. Ayunar 6 días de Shawwal: El Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) dijo: «Quien ayuna Ramadán y luego seis días de Shawwal, es como si hubiera ayunado todo el año». (Narrado por Muslim)
2. Ayunar los lunes y jueves: El Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) ayunaba con entusiasmo esos días, como lo demuestra la Sunna.
3. Lectura regular del Corán: Es la luz de los corazones y una guía para las personas en todo momento.
Quien cometa un error o falle en Ramadán debe apresurarse a arrepentirse antes de que sea demasiado tarde, pues Dios acepta el arrepentimiento de Sus siervos. Quien sea guiado a la obediencia, debe agradecer a Dios y cuidarse de la arrogancia y la hipocresía, pues reconocer la gracia de Dios al permitir que un siervo obedezca, agradecerle y alabarle por ello, son signos de aceptación de las buenas acciones. Dios, Altísimo sea, dice: “Pidan perdón a Dios por sus pecados, ¡oh, creyentes!, que así alcanzarán el éxito.” (Traducción comentada del Corán 24:31).
Ramadán es una escuela de aprendizaje que nos enseña paciencia y disciplina, y nos hace recordar la realidad transitoria de este mundo. Que su fin sea el comienzo de un nuevo pacto con Dios, en el que se observen los actos de adoración obligatorios, se incrementen los actos voluntarios y se eviten los pecados. Que todo musulmán sepa que las buenas obras son provisiones para el camino al Paraíso, y que Dios controla a sus siervos en secreto y en público.