
Alabado sea Al-lah, Señor de los mundos, y que la paz y las bendiciones sean con el maestro de los Mensajeros, nuestro Profeta Muhammad, con toda su familia y todos sus compañeros.
Si el conocimiento es el primer pilar de la predicación, la paciencia es el otro pilar que completa la estructura. ¿De qué sirve el conocimiento si no va acompañado de la paciencia que mantiene firme al predicador en el largo camino de la predicación?
La paciencia no es una derrota ante las tormentas. Más bien, es una fuerza espiritual que transforma las espinas en flores y las heridas en sanación y fortaleza. Al-lah, Enaltecido sea, dice: “¡Oh, creyentes! Busquen ayuda en la paciencia y la oración; que Dios está con los pacientes”. (El Corán, traducción comentada 02:153).
Tipos de paciencia que un predicador debe poseer en su camino hacia Al-lah:
1. Paciencia ante el daño recibido por aquellos que son llamados a creer en Al-lah:
Quienes sufrieron más fueron los profetas, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con ellos. Nuestro maestro Noé permaneció con su pueblo durante 950 años, llamándolos a creer en Al-lah. Solo unos pocos creyeron con él, hasta el punto de que su pueblo se burló de él: “Dijeron: “¡Oh, Noé! Si no dejas de insultar a nuestros ídolos te lapidaremos [hasta la muerte]”. (El Corán, traducción comentada 26:116).
Sin embargo, soportó el daño hasta que la victoria del Señor de los mundos le llegó.
Cuando nuestro Mensajero, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, llamó a la tribu de Thaqif en Taif a creer en Al-lah, lo apedrearon hasta que le sangraron los pies. Él, que la paz y las bendiciones sean con él, solo dijo: “¡Oh, Al-lah! guía a mi pueblo, porque no saben”. (Narrado por Al-Bujari).
2. Paciencia ante los resultados tardíos y lentos:
La predicación es como las plantas; quienes las arrancan temprano, no cosecharán sus frutos. Nuestro maestro Jacob, que la paz sea con él, esperó el regreso del Profeta José, que la paz sea con él, durante muchos años, y no se debilitó ni vaciló: “Me resignaré pacientemente y que Dios me dé consuelo para sobrellevar la desgracia que me acaban de contar. Quiera Dios devolverme a todos [mis hijos]”. (El Corán, traducción comentada 12:83).
El Profeta, que la paz y las bendiciones sean con él, se enfureció por la prisa de los compañeros por la victoria, y dijo: “Por Al-lah, sin duda, Al-lah dará victoria a este asunto... pero ustedes son un pueblo impaciente». (Narrado por Al-Bujari)
3. Paciencia para mantenerse firme cuando otros son débiles:
Por lo tanto, el predicador es paciente y recuerda cuando la gente abandonó al Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, en el día de Uhud, pero él, Abu Talha y Anas ibn al-Nadr se mantuvieron firmes, diciendo: "¡Oh, gente! ¡Sigan al Profeta, aunque tengan que arrastrarse!" (Sirat Ibn Hisham).
Esta es la paciencia que reconstruye los corazones derrotados y fortalece a los indecisos.
¿Cómo construye la paciencia el carácter del predicador del mensaje de Al-lah?
Lo hace como una montaña, inquebrantable ante los vientos de la oposición, como dijo Luqman a su hijo: “y sé paciente ante la adversidad, porque esas son cualidades de la entereza”. (El Corán, traducción comentada 31:17)
Transforma el dolor en esperanza y vida. La paciencia del predicador ante las pruebas es como la paciencia del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones sean con él, en su llamado, creando una generación que cambió la historia y revitalizó a la humanidad con el mensaje del Islam.
Además, la paciencia conecta al predicador con Al-lah, no con los resultados. El predicador sincero sabe que su misión es transmitir, llamar y aclarar. La guía y la apertura de los corazones no están en manos del predicador, sino en manos de Al-lah: “Tú no puedes guiar a quien amas, sino que Dios guía a quien Él quiere. Él sabe quiénes seguirán la guía”.
Los frutos de la paciencia tenida en la da’wa:
1.La victoria de Al-lah, que puede llegar después de cierto tiempo, como el creyente de la familia del Faraón que soportó la burla de su pueblo, por lo tanto, fue salvado del castigo de Al-lah: “El Faraón, otros pueblos de la antigüedad y los que fueron ele vados con sus casas y arrojados al revés, cometieron los peca dos más graves, desobedecieron al Mensajero que les había enviado su Señor, y por eso Dios los sorprendió con un castigo severo”. (El Corán, traducción comentada 69:9-10)
2. Transformar la enemistad en amistad, como sucedió con los compañeros que odiaron al Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones sean con él, con el mayor odio. Cuando lo encontraron, le hablaron y vieron su rostro, cambiaron y comenzaron a sacrificar sus vidas por él. Y como sucedió con Thabit ibn Qays, que Al-lah esté complacido con él, quien emigraba de La Meca a Medina por temor a convertirse al Islam. Cuando se convirtió y soportó el daño que su pueblo sufrió, años después se convirtieron en los más fervientes defensores de su causa (Biografía del Profeta).
3. Heredar la tierra y amar a Al-lah. Al-lah ha prometido al paciente la sucesión de la tierra: “Dios prometió hacer prevalecer en la Tierra a quienes crean y obren correctamente, como lo hizo con quienes los precedieron. [Dios]”. (El Corán, traducción comentada 24:55)
Él, glorificado sea, también ha decretado su amor por los pacientes: “Dios ama a los perseverantes”. (El Corán, traducción comentada 03:146)
Finalmente, la predicación no es una batalla de palabras, sino una carrera de paciencia hasta la meta. La paciencia no es una expectativa pasiva, sino una acción positiva que el predicador persigue hasta presenciar la victoria prometida por Al-lah.
Así que, si ves a un predicador que se mantiene firme como el sol en el cielo, sabe que detrás de él hay noches mezcladas con la sangre de la paciencia.
¡Oh, Al-lah! concédenos la capacidad de confiar en Ti y volvernos hacia Ti, y haz que seamos de los pacientes a quienes Tú amas y que te aman.