
Ramadán no es solo un mes en el calendario islámico. Es, más bien, una oportunidad de oro para que la luz de la guía y los significados de la obediencia y la piedad brillen en los corazones de los creyentes. El comportamiento de nuestros justos predecesores durante este bendito mes fue un modelo a seguir, pues lo recibieron con sincero arrepentimiento y devoción a Dios, Glorificado sea, y procuraron aprovechar cada momento en obediencia a Dios, acercándose a Él y llenando sus almas de buenas obras.
Una de las cosas que nuestros predecesores justos se preocuparon de hacer fue renovar sus intenciones y prepararse para recibir el gran mes, ya que en este mes hay guía, como dijo Dios, Altísimo sea, en Su Noble Libro: “En el mes de Ramadán fue revelado el Corán como guía para la humanidad.” (Traducción del Corán 02:185).
Su disposición no se limitaba a la abstinencia de la comida y la bebida, sino que se materializaba en un ayuno que trascendía el cuerpo e incluía todos sus sentidos. Se controlaban absteniéndose de palabras y acciones falsas, como advirtió el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: «Quien no abandona las palabras falsas y las malas acciones, Dios no necesita que deje su comida y bebida». - Narrado por Al-Bujari
El ayuno no era el único foco de su adoración en Ramadán; Solían pasar la noche en oración, citando el hadiz del Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él: “Quien reza, durante Ramadán, con fe y busca su recompensa de Al-lah, tendrá perdonados sus pecados pasados”. – Narrado por Al Bujari y Muslim
Ellos permanecían de pie por la noche con esfuerzo y humildad, leyendo el Corán, rezaban recitándolo. Lo leían, lo aprendían y lo estudiaban, hasta que sus ojos se llenaban de lágrimas al ser conmovidos por las palabras de Dios, Glorificado sea, de modo que superaban los límites de la fatiga para alcanzar el agrado de Dios y acercarse a Él.
En el ámbito de la caridad y la generosidad, los predecesores piadosos fueron un ejemplo de generosidad. Se preocupaban por alimentar a los pobres y proporcionar desayuno a los ayunantes, teniendo en cuenta la descripción del Profeta, que la paz sea con él, según quien dijo de él: «Era más generoso que el viento». - Narrado por Al-Bujari.
Su caridad no era sólo zakat, sino más bien, buenas acciones que difundían amor y fortalecían los lazos de hermandad entre las personas.
También dieron el mejor ejemplo de aprovechar al máximo su tiempo, ya que se retiraban en las mezquitas y se dedicaban al recuerdo y a la súplica en los momentos en que las súplicas eran respondidas, especialmente en el desayuno y en el último tercio de la noche, en que las súplicas son respondidas. Esto era sólo para fortalecer su relación con el Señor de los Mundos y para alcanzar la Noche del Decreto, la noche que Dios describió como mejor que mil meses, como Él, el Altísimo, dijo: “[Adorar a Dios] la noche de la predestinación es superior en recompensa a hacerlo durante mil meses.” (Traducción del Corán 97:3), que los predecesores competían en alcanzarla y aprovechar la oportunidad de las diez noches para ganarlas.
También se esforzaban por leer el Corán, pues es el Libro de Dios que vino como guía y luz. El mes de Ramadán es el mes del Corán. No se limitaban a recitarlo, sino que lo escuchaban con contemplación y humildad hasta que sus corazones lloraban ante sus grandes significados. Hemos visto esto en muchas situaciones donde lágrimas de humildad corrieron por los rostros de los humildes, indicando que estaban conmovidos por las palabras de Dios y la amplitud de Su misericordia.
Al final de este repaso del enfoque de los Salaf respecto al Ramadán, encontramos que combinaron obediencia y piedad, seriedad y diligencia, y actos de adoración individuales y colectivos. De este modo, nos presentan un modelo a seguir para aprovechar al máximo este mes bendito y un modelo para diversificar nuestros actos de adoración y acercarnos a Dios mediante todas las formas de obediencia.